Imagínate que eres inmigrante y tu primer trabajo en Chile queda en el otro extremo de la ciudad. Y para pasar el tiempo en los largos recorridos, te haces una cuenta de Instagram y te metes en grupos de Facebook a compartir tus vivencias, al tiempo que vas orientando a otros migrantes con sus trámites. Imagínate que ese hobbie deriva en una serie de actividades que terminan rentabilizando y ahora puedes vivir de ellas. Bueno, básicamente es la historia de Mi Diario en Chile.
Ricardo Martínez es la persona detrás del concepto que involucró humor sarcástico, irreverencia y una particular manera de comunicar las cosas que no deja indiferente a nadie. A partir de esta marca, logró construir un exitoso emprendimiento digital que le genera ingresos a través de publicidad, asesorías y promociones.
Y aunque no le gusta ser llamado influencer ni usar un blazer para pararse frente a un auditorio a exponer su “modelo de negocio”, en esta entrevista con Galgo nos relata cómo fue ocurriendo todo.
¿Qué te motivó a comenzar Mi Diario en Chile?
Mira, la verdad es que cuando llegué a Chile por allí en el año 2016 -no recuerdo muy bien la fecha, pero sí sé que fue una de las primeras oleadas grandes de la migración venezolana- había muy poca información para quienes iniciaban su nueva vida y sus procesos migratorios.
Como tenía tiempo trabajando con marketing, ya contaba con los conocimientos para hacer un blog, diseñar y llevar adelante las redes sociales de una manera bastante sencilla. Y resulta que en esa época yo vivía en La Cisterna y trabajaba en Puente Alto, entonces me di cuenta que tenía muchísimo tiempo libre (el que pasaba en el transporte público yendo al trabajo y volviendo a casa), y también tenía muchísimas cosas que contar.
Información del «Día a Día»
Comencé a interactuar en los grupos de Facebook de venezolanos en Chile, y recuerdo que alguna vez subí una foto de un mercado que hice en una feria libre y cuánto había gastado. Y la gente comenzó a hacerme preguntas tipo “qué es una feria libre”, “cuánto es eso en dólares”, “cuánto gana una persona allá”, y a partir de esas interacciones pude identificar que hacía falta mucha información.
Y esa información debía estar condensada en un solo lugar. Un sitio donde cualquiera pueda acudir y encontrar cualquier dato que necesite sobre Chile. Y decidí meterle el tono que caracterizó a la marca desde el principio: el migrante sarcástico que iba relatando en su diario las anécdotas de su viaje y compartiendo lo que iba aprendiendo.
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¿Cómo evolucionó la idea hasta convertirse en un proyecto?
Esta es una pregunta interesante, porque fíjate que nunca lo ví como un proyecto. Lo veía más como un hobbie para mantener la mente ocupada mientras pasaba horas y horas de mi vida en una micro o en el metro.
Pero como identifiqué que de verdad mucha gente necesitaba la información, decidí hacer el blog y monetizarlo.
Luego vinieron otras oleadas de venezolanos y me empezó a seguir un número de gente importante, y allí fue cuando desperté el interés de algunas marcas y emprendimientos que comenzaron a contactarme para promocionarlos. A partir de allí Mi Diario en Chile comenzó a ser rentable.
Charlas y Talleres para Migrantes en Chile
Entre 2017 y 2018 estuve sin trabajo fijo, y como participaba con diversas ONG de ayuda al migrante en charlas y talleres sobre trámites de procesos, me di cuenta que mucha gente necesitaba la información y además le gustaba la manera y el tono en que yo decía las cosas.
De allí en adelante comencé también a hacer asesorías y fue otra fuente de ingresos asociada a Mi Diario en Chile. De hecho, hoy en día todo hace parte de una empresa llamada Acervo.cl, que ya es un equipo de cuatro personas y se dedica 100% a proporcionar asesorías migratorias personalizadas.
¿Qué te ha enseñado tu experiencia sobre los venezolanos en Chile?
¡Wow! Hay muchas cosas qué decir sobre esa pregunta. Yo pienso que el venezolano en Chile es una persona sumamente inconforme, y ojo que esto lo digo desde un punto de vista positivo, porque es alguien que siempre quiere lograr más en la medida de lo posible.
Es un migrante que se quiere superar, que siempre está buscando cómo hacer más dinero, cómo crecer de manera profesional, e incluso hoy vemos que el venezolano está estudiando en Chile.
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Pero también tenemos el lado negativo, que es el auge de la migración ilegal o irregular, que lamentablemente es parte del desconocimiento y la impaciencia. Y esa es otra característica del venezolano que, a mi modo de ver, es negativa y le juega en contra: la impaciencia.
¿Esa impaciencia quizás se deba a que la migración es algo nuevo para el venezolano?
Totalmente. Somos una migración joven que necesita aprender. Es un viaje que lleva tiempo y como migrantes siento que aún tenemos mucho que madurar. Creo que de aquí a unos 10 o 15 años, cuando nuestra migración sea un poco más madura y entendamos mejor los procesos, podríamos hablar de otro tipo de experiencias.
No obstante, en líneas generales mi balance de la inmigración venezolana en Chile es muy positivo. Si bien hay algunas estadísticas negativas que afectan nuestra imagen, la gran mayoría llegamos a este país a ser un aporte y a superarse.
¿Por qué no te gusta que te digan influencer?
(Risas) Lo que pasa es qué yo siento que la palabra influencer se ha prostituido. Ahora todo el que tenga seguidores se quiere hacer llamar influencer, y la verdad nunca me ha llamado la atención ser parte de ese rubro.
Si bien soy una persona medianamente conocida en algunas partes de la comunidad venezolana en Chile, considero que la mayor parte de mi contenido aspira a poner a reflexionar a la gente, más que “influir” o buscar fama o reconocimiento.
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Los haters… ¿Perjudican o alimentan?
Bueno, Mi Diario en Chile fue una marca que en su momento tuvo muchos haters, quizás porque el tono a propósito era sarcástico y manejaba un humor negro bastante peculiar, para tratar de atraer personas iguales que entendieran en los mismos códigos la forma en que nosotros íbamos a comunicar las cosas.
Los haters solo te pueden perjudicar si tu permites que lo hagan, más bien muchas veces me pasó que algunos haters se convertían en nuestros más entusiastas seguidores.
De hecho, considero que son parte esencial del ecosistema digital. Un hater te dedica muchísimo tiempo, y si sabes aprovechar bien la situación puedes a partir de su reclamo explicar tu producto, identificar tus aspectos a mejorar y generar contenido para llegar a más gente. Eso sin tomar en cuenta la variable de la viralidad. Por ello, siempre he considerado que los haters más bien nutren a una marca.
¿La polémica vende?
Creo que sí. Pero no vende porque posteemos contenido polémico, sino porque a la gente le gusta la polémica. Y en el venezolano vende muchísimo más.
¿Algún referente dentro de la comunidad venezolana en Chile?
¡Uff, es que hay tantos! Si me voy a lo más general podríamos mencionar a la ONG Inmigrante Feliz, donde yo fui parte y testigo presencial de todo lo que han logrado y la cantidad de gente que han ayudado.
Y del lado empresarial, te puedo mencionar a Cachapas Don 70, Full Empanadas, Casabores, entre otros. También hay casos de éxito de venezolanos que han desarrollado proyectos interesantes en la TV chilena como Beto Hernández o Carolina Sulbarán.
Y también está el núcleo de los que nos dedicamos en general al contenido migratorio y las asesorías. Tenemos a Tania Tellería de Caleidoscopio Migratorio, a Jennifer Arrieta de Migrante Proactivo, Asesoría Migratoria en Arica, Luisana Santiago de Mamá Inmigrante, Mailin Naveda de Venezolanos en Chile, Jorge León, Johán Morán, entre otros tantos que siguen brindando orientación a los venezolanos.
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¿En qué ha cambiado el venezolano en Chile en los últimos 5 años?
Lo que en este momento puedo decirte es que el venezolano perdió el miedo a migrar, a moverse de un lugar a otro y a empezar de cero. Uno cuando salió de Venezuela lo hizo con mucho miedo, pero una vez vivida y superada la etapa de incertidumbre pareciera que ya afrontamos la experiencia con más seguridad.
El venezolano en Chile también ha crecido bastante a nivel de ingresos económicos. El promedio de salario de los venezolanos actualmente duplica al de hace cinco años, sin contar el que abandona su trabajo para montar su propia empresa. También se nota mucho que los que se van estableciendo buscan traer a sus familias.
Desde tu perspectiva, ¿Cómo han evolucionado los hábitos de consumo del venezolano en Chile?
Al mejorar sus ingresos, obviamente el venezolano cambia sus hábitos de consumo. De por sí culturalmente, sacando el tema migración, el venezolano tiene una cultura de consumo arraigada desde Venezuela. Nos gusta salir, pasear, viajar y comprar
Cuando vamos adquiriendo mejores ingresos, nos establecemos y vamos solventando las necesidades de la base de la pirámide de Maslow, comenzamos a escalarla: ahora necesito un auto, necesito un crédito para tal proyecto, necesito usar la tarjeta de crédito para viajar, entre otras cosas.
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Un indicador fuerte de esta tendencia es que hoy en día los venezolanos tenemos un nivel de endeudamiento similar al de un chileno promedio. Sin embargo, en los últimos meses por la recesión que vive Chile el consumo se ha visto disminuido.
Si pudieras encontrarte con el Ricardo recién llegado a Chile, ¿qué le dirías?
Le diría que no abra Mi Diario en Chile (Risas). Es un chiste que siempre hago porque soy bastante workaholic y nunca he podido dejar el proyecto de lado, y aunque allí se han generado gran parte de mis ingresos sé que también he sacrificado mucho tiempo que incluso he dejado de pasar con mi familia.
Pero ya hablando más en serio, le diría que todo lo va a lograr con PACIENCIA. Porque yo no llegué a Chile siendo paciente, lo tuve que desarrollar aquí. Chile es un país lento en general, son muy pocas las experiencias súbitas en este país. Así que lo mejor es dedicar tiempo a entender el sistema y trabajar con constancia.
Cuéntanos sobre Acervo ¿Cómo nació y se desarrolló la idea?
Acervo es una empresa de cuatro colaboradores que brinda asesoría y orientación migratoria. Nació porque entendí que debía establecer diferencias entre Mi Diario En Chile y la parte profesional de asesoría migratoria, porque si bien el tono sarcástico y humorístico de Mi Diario en Chile es una de sus grandes fortalezas de marca, Acervo tenía que ser una rama diferente.
También me di cuenta que a Mi Diario en Chile la sigue mucha gente que ya resolvió todo su proceso migratorio, pero que se quedó por el humor y el entretenimiento.
De hecho, la palabra Acervo literalmente significa el conjunto de cosas que pertenecen a un grupo. Cuando partimos con la empresa, la idea era también prestar servicio de administración de propiedades, sin embargo el tema migratorio nos absorbió y decidimos quedarnos indefinidamente en este rubro para dar respuesta a una necesidad de mercado que existe y va a seguir allí por mucho tiempo.
¿Y qué te ha dejado esta experiencia?
En primer lugar, un gran agradecimiento por todos los trabajos de oficina que tuve, sobre todo aquellos donde me tocó gerenciar equipos, porque me enseñaron lo que necesitaba saber para sacar adelante Acervo.
Debo destacar que esta experiencia ha sido maravillosa. Es mucho trabajo ¡muchísimo! pero nos deja mucha gratitud cuando llegan las aprobaciones de visa y se producen los reencuentros, saber que estamos mejorando la vida de las personas, que hemos ayudado a alguien a avanzar en sus solicitudes y a evitar errores que pueden atrasar sus procesos.
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Es costumbre de tus seguidores escribir que te deben unas cervezas cuando les sale la PEDE. ¿Cuántas llegaron efectivamente a tu casa?
Mira, me hubiese hecho millonario vendiendo cervezas si hubiesen llegado todas. Igual se aceptan las que quieran enviar y los “tragos de niña” también.
Agradecemos a Ricardo Martínez por su tiempo, por contarnos su experiencia y compartir con nosotros parte de los aprendizajes que le ha dejado el camino de la migración.
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