Giannina Alves ha forjado su carrera actoral a punta de esfuerzo y determinación. Desde niña supo lo que quería y se planteó metas ambiciosas pero realistas. Aunque su trayectoria tuvo un reinicio al punto de partida cuando le tocó emigrar de su natal Venezuela hacia Perú, su ánimo y sus ganas de hacer lo que le gusta jamás desmayaron. En Galgo conocimos su historia.
La convicción plena de ser actriz en todo momento de su vida la ha llevado a los lugares indicados. Desempeñó varios papeles juveniles en el canal Venevisión, el más grande de su país, y en Perú incursionó en la televisión con participaciones en programas de humor y varias telenovelas. Siempre avanzando y haciendo roles cada vez más grandes, hasta que llegó la oportunidad de su vida con la película Un Matrimonio Inesperado.
¿Cómo fueron tus inicios en la actuación?
La chispa apareció desde niña. Siempre me gustó hacer performance, actuar y meterme en cuánto acto escolar había en mi colegio. Pero realmente me lo tomé en serio a los 12 años, cuando comencé a insistirle a mi mamá para que me llevara a castings. En esa época me encantaba un programa de televisión muy famoso en Venezuela que se llamaba El Club de los Tigritos.
La primera oportunidad apareció después de mucho tiempo de tocar las puertas de Venevisión (uno de los principales canales del país) y me dieron la oportunidad de hacer un personaje pequeñito en la telenovela Cosita Rica, del reconocido escritor venezolano Leonardo Padrón. En ese momento tenía 14 años y jústamente había un personaje disponible, que era el de la mejor amiga de la protagonista juvenil de la producción.
¿Cómo fue tu formación y preparación actoral?
Aunque mi participación en Cosita Rica fue pequeña, allí tuve la oportunidad de aprender de grandes personalidades de la actuación como Tania Sarabia, que era una eminencia de la actuación. A partir de allí empecé a hacer cursos con Renato Gutiérrez (hermano de la actriz Amanda Gutiérrez).
Después entré al teatro, que fue donde realmente ocurrió mi formación y desarrollo interpretativo. Allí trabajé con Nelson Ortega, quien es tutor de toda una generación de grandes actores venezolanos. Su técnica se llama “verdad sin esfuerzo”, y es a lo que siempre he querido apuntar como actriz, a la naturalidad sin ningún tipo de sobreactuación.
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Luego aparecieron papeles más relevantes…
Sí. A los 15 años entré al elenco de Con Toda el Alma, una serie juvenil de la productora Laura Visconti que tuvo un éxito increíble en Venezuela y otros países latinoamericanos. Mi personaje se llamaba Waleska, y fue la primera oportunidad que tuve de aparecer en toda la trama y darlo todo. Esta experiencia la atesoro muchísimo no solo por lo que significó para mi carrera, sino también por las valiosas personas que conocí tanto en el elenco como detrás de cámara.
Luego vino Qué Clase de Amor, y esta quizás fue la producción que más me proyectó. Y es porque Tita, mi personaje, fue la protagonista juvenil de la telenovela. A la gente le gustó muchísimo la historia, el desarrollo y la química que había entre mi compañero y yo. Hasta el sol de hoy hay gente que me dice que la está viendo en YouTube. Incluso un amigo me pasó hace poco un clip de la serie doblado en portugués.
¿Y qué se siente verte a ti misma en pantalla doblada en otro idioma?
Loquísimo, ¡te lo juro! (Risas). Es muy raro, pero increíble. Es maravilloso saber que llegaste tan lejos. Eso te da una idea del éxito que tuvo la telenovela.
Y no solo eso, en países de habla hispana la serie fue muy bien recibida. En Ecuador fue un fenómeno de audiencia, también aquí en Perú he conseguido gente que la recuerda con mucho cariño.
Es muy bonito encontrar el reconocimiento al trabajo que hiciste con tanto cariño, sobre todo tomando en cuenta que esta producción se hizo en una época en que ya las cosas en Venezuela no estaban muy bien.
Y ahora que mencionas la situación de Venezuela, cuéntanos un poco sobre tu proceso migratorio
Yo salí mucho antes de las grandes oleadas migratorias, principalmente por dos razones. La primera de ellas fue la inseguridad, pues ya en mi círculo cercano muchas personas habían sido víctimas de la modalidad de secuestro express. Entonces llega el momento en que te preguntas cuándo me va a tocar a mí, si de 10 personas que andan siempre conmigo a 8 ya les pasó y en Venezuela no tienes que ser necesariamente rico para que te secuestren.
Y la segunda, es que las fuentes de trabajo para la actuación cada vez se iban limitando. En 2007 ocurrió el cierre de Radio Caracas Televisión, y ya todos los demás canales y productoras comenzaban a reducir sus proyectos. Entonces, eran menos puestos de trabajo para la misma gente, lo cuál reducía muchísmimo mis posibilidades.
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Y vino la decisión de irse…
Exacto. Y créeme que yo nunca fui de las personas que quiso irse. De hecho, cuando emigré lo hice convencida de que en seis meses volvía a mi país. Aún no siento que haya vivido el duelo migratorio (aunque obviamente lloré muchísimo en los días previos al viaje) y siento que en algún momento va a llegar.
¿Y por qué Perú?
Porque ya había venido varias veces para acá porque mi abuela es peruana, y en 2011 cuando estaba a punto de terminar la universidad, entré a un taller con Mariela Alcalá aquí en Perú donde pude conocer gente que me conectaría con el medio.
Así que volví a Venezuela a terminar mi carrera de Comunicación Social, y apenas me gradué emprendí mi viaje de nuevo a Perú, esta vez de manera definitiva y ya con mi título en la mano.
¿Cómo ha sido tu trayectoria en Perú?
¡Igual que en Venezuela! Tocar puertas desde cero. Llamar a los canales de televisión, ir hasta las sedes, llevar mi currículum e intentar entrar a castings. Poco a poco fui conociendo personas y mi primera oportunidad en pantalla fue en el género de la comedia, en un programa del canal RBC.
Aunque ese proyecto no duró mucho tiempo, me dio la oportunidad de darme a conocer y posteriormente hacer pequeños papeles en algunas telenovelas. También hice teatro con un director increíble que se llama Efraín Aguilar, y allí conocí actores que estaban en tendencia y fue la plataforma para comenzar a hacer cosas más grandes. Al igual que en mi país, en Perú mi carrera fue levantando poco a poco, de menos a más.
En 2019 participé en la telenovela Señores Papis en América TV. Allí mi personaje era una niñera venezolana, ya con el contexto de la migración expuesto en la televisión peruana.
Y llegó la película: Un Matrimonio Inesperado
¡Siiii y aún no lo puedo creer! Mi primera oportunidad en el cine. Y literalmente se dio por una publicación de Instagram. Un amigo me mandó el post de un casting y me dijo “tienes que ir, vas a decir que conoces a tal persona y haces la prueba”.
Y resulta que yo no conocía a esa persona, pero igual me arriesgué, hice la prueba y les gusté. Algo determinante en mi elección fue que la protagonista Korina Rivadeneira (también venezolana) me recomendó para el personaje. De verdad toda la vida voy a estar muy agradecida con ella por eso.
Cuéntanos sobre la película y tu personaje
Hacer esta película ha sido la mejor experiencia profesional de mi vida desde todo punto de vista. El nivel de dedicación, enfoque y entrega que tienen todos y cada uno de los miembros de la producción es increíble. Ha sido enriquecedor trabajar con este equipo, donde el cuidado de los detalles y la búsqueda permanente de la excelencia te dan como resultado una producción impecable.
El tema de la película tiene mucho que ver con la migración venezolana en Perú, con el amor y el encuentro de las culturas. Hay mucha comedia, hay algo de drama también y sobre todo una gran dosis de realidad con la que muchos se sentirán identificados y que podrá disfrutar toda la familia. El elenco también está compuesto por actores y actrices de primer nivel y gran reconocimiento en Perú.
Y ya en este punto de tu vida ¿cómo percibes tu evolución con respecto a la Giannina que llegó hace 10 años a Perú?
Me siento otra persona, completamente distinta. Perú me hizo madurar increíblemente, al punto que siento que en Venezuela era una niña a pesar de que he trabajado desde muy joven.
Incluso mi carácter se ha moldeado, antes era muy impulsiva y ahora soy selectiva con mis batallas. La vida del migrante te enfrenta a tantos retos todos los días que te hace madurar y crecer, te hace cambiar para bien.
¿Quisieras volver a trabajar en Venezuela?
Sí, es una materia pendiente para que mi gente me pueda ver, y también para terminar de realizarme como actriz y como persona. De hecho, veo con mucha ilusión que poco a poco se vayan reactivando algunos proyectos de televisión en Venezuela y particularmente en Venevisión.
Me emociona que muchos actores espectaculares que están allá puedan tener de nuevo una palestra para demostrar su talento. Y además reconquistar a un público que está cansado de tantas cosas negativas, que ya quiere y merece ver producciones nuevas, en nuestro acento y con nuestra esencia.
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¿Qué le dirías a quienes emigraron y que no han podido ejercer sus carreras en los países donde llegaron?
Que no pierdan la fe en sí mismos, pero tampoco la oportunidad de aprender de cada experiencia que estén viviendo. Si ahorita estás trabajando en algo que no es lo tuyo, procura respetar y aprender de esa labor y de las personas que conozcas allí, cultiva amistades y sé la mejor versión de tí mismo en todo momento. A veces no te imaginas dónde vas a conocer a las personas que te conectarán con lo que realmente quieres hacer.
Todo lo que hagas, hazlo con amor y responsabilidad. Recuerda que donde vayas representas a tu país y a tu casa.
¡Gracias Giannina! Te deseamos el mayor de los éxitos en tu carrera
Agradecemos a Giannina Alves por su tiempo y por conversar con nosotros sobre su trayectoria profesional y actoral.
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