Cultura Organizacional: motor del desarrollo empresarial

¿Qué es la Cultura Organizacional?

La forma de ser y de hacer de una empresa conforma su cultura organizacional. Podría decirse que si vemos a la empresa como un ser humano, la cultura es como su personalidad, y ella define su manera de encarar sus desafíos y cumplir sus objetivos.

Aunque esta “manera de hacer las cosas” puede darse de manera espontánea o planificada, la realidad es que no existe empresa sin cultura, porque allí están los valores y principios que orientan el accionar de todos los miembros de la organización.

Desarrollo de la Cultura organizacional en las empresas

Cuando las empresas son pequeñas, pueden ir desarrollando su cultura organizacional de manera espontánea, de acuerdo a las vivencias y los aprendizajes del día a día, pero cuando van creciendo surge la necesidad de darle forma y estructura.

Además, toda empresa tiene un propósito, que es la gran razón que mueve la existencia de la organización. De este propósito se desprenden los objetivos, que son clave para lograr resultados, es en este último aspecto en donde los aspectos culturales tienen relevancia.

Con el propósito y los objetivos, la organización traza una estrategia y de la alineación que logren los equipos de trabajo en torno a ella, dependerá el éxito de todos. 

Trabajar a gusto, pertenecer con orgullo

Una característica muy llamativa de las empresas que prestan atención al desarrollo de su cultura organizacional, es que sus colaboradores no solo se sienten a gusto trabajando en ellas, sino que sienten orgullo de estar allí. Donde sea que van, son flamantes embajadores de la compañía y la sienten como parte de su propio crecimiento personal.

Si ese sentir lo conectamos con la cantidad de horas del día que pasamos en el trabajo, estar a gusto y orgulloso de lo que hacemos, es un valor agregado importantísimo para cualquier colaborador, es algo que nos hace la vida un poco más feliz.

Depende también del tipo de empresa

El tipo de cultura organizacional que adopta una empresa muchas veces tiende a determinarse por su rubro, una compañía de transporte de valores o de producción industrial podría tener una cultura más rígida, más orientada al cumplimiento de procedimientos, mientras que una tecnológica está, más abierta a que la gente sea creativa e innovadora, por lo tanto desarrollarán una cultura más flexible.

No obstante, la tendencia general en los últimos años -y que se ha acentuado aún más desde la pandemia- es a consolidar organizaciones más humanas. Ese modelo de antes, que no era más que un lugar donde ibas a trabajar y las personas eran sólo números, ya la gente lo rechaza y las gerencias han tomado nota de ello. Por eso ahora ves que las empresas destinan más esfuerzo y recursos a atender a las personas para conservar el talento

A ello habría que sumarle que quienes se suman actualmente al mercado laboral son nativos digitales, lo cuál genera y seguirá generando, nuevos cambios en la manera de concebir la cultura organizacional.

¿Y cómo es en Galgo?

Galgo nació en plena era digital y en unas condiciones muy particulares: 2018, en pleno boom migratorio venezolano y con Chile como uno de los destinos principales para miles de personas que cruzaban el continente sudamericano en busca de mejores condiciones de vida para el progreso personal y familiar.

Se dió entonces una interesante situación: tanto entre los miembros de la organización, como en el público objetivo, confluyeron múltiples nacionalidades, culturas, saberes y experiencias. Galgo nació, creció y se desarrolló al calor de la diversidad y el encuentro. Y todo lo que podía salir bien en ese sentido, pues, salió bien.

De hecho, Galgo se ha convertido en el lugar de arraigo y en una suerte de nueva familia para muchos de los extranjeros que aquí laboran, lo cuál ha permitido que nazcan estrechos lazos de afecto y amistad más allá del compañerismo.

La construcción de la cultura organizacional “Galgo”

Podría decirse que nuestra cultura se ha venido construyendo desde los aportes de cada uno de los líderes y sus equipos. No es lo mismo ser la pequeña empresa, aún en formación que éramos en 2018, que la estructura más grande que tenemos ahora. Nuestra cultura se ha ido transformando a lo largo de los años, cada uno de nosotros ha traído pedazos de su propia historia, de su propia trayectoria profesional.

También es importante destacar que, a pesar de que la empresa ha tenido un crecimiento sostenido a nivel de equipos, existe un esfuerzo importante por mantener la horizontalidad y la agilidad en las comunicaciones entre los distintos niveles jerárquicos, donde todos sean tomados en cuenta y todas las voces sean escuchadas.

El desafío: definir el “Espíritu Galgo”

Muchos colaboradores definen espontáneamente que existe un  “Espíritu Galgo”, pero a ciencia cierta ¿Qué es? Bueno, no lo sabemos, pero está ahí, nos mueve, nos impulsa a ser mejores, a desarrollar con alegría, humanismo y calor familiar nuestras labores dentro de un negocio que históricamente ha sido tan rígido como el financiero.

Todos hablamos del Espíritu Galgo, sobre todo los más antiguos, los que tienen tres o cuatro años en la empresa. Aunque si le preguntas a cualquiera ¿pero qué es el Espíritu Galgo? nadie te lo sabe definir. Te nombran elementos como la resiliencia, la alegría, el optimismo, el compañerismo, el ayudar al que tienes al lado. Nadie sabe describirlo pero todos, todos tienen muy claro que lo viven, que está aquí.

Y justamente reunir todos esos elementos y darle una definición clara que permita incorporar este espíritu a la cultura organizacional es uno de los grandes desafíos que tiene el área de Personas, porque Galgo como empresa tiene algo distinto, y es que la cultura la hemos construido entre todos. Esto ha hecho que mucha gente se comprometa y quiera seguir aquí pese a las situaciones adversas que nos han tocado.

¿Si Galgo fuese una persona, cómo sería?

Lo primero que debo decir es que para mí, Galgo es mujer, su energía la encuentro muy femenina. Es una mujer jóven, capaz, creadora de su camino y de su destino.

Una mujer que, por cierto, no ha tenido una vida fácil, pero que en medio de las múltiples dificultades que ha tenido que enfrentar y superar, ha aprendido a ser resiliente.

Es también una mujer alegre, motivadora y muy humana, con aciertos y desaciertos.

Para despedirme espero que este artículo haya sido de interés para quienes como yo viven la cultura organizacional como parte de su día a día. También, los dejo con la invitación a visitar nuestra página web y conocer más de la labor de la empresa en estos 4 años de vida.

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