Michelle Collyer: Pionera del motocross en Chile

Si algo caracteriza a Michelle Collyer es su determinación. Con solo 13 años, derribó todos los prejuicios y con casi todo en contra se convirtió en la primera mujer en pararse en la grilla de salida de una pista de motocross en Chile. Ella misma cuenta que en ese momento no lo comprendía en toda su dimensión, pero estaba inaugurando un camino que después seguirían con éxito muchas mujeres chilenas.

Hoy es reconocida en la competitiva disciplina off road como la mujer que lo inició todo. Pero como en la vida misma, el motocross no está exento de caídas, y ante las caídas no hay más opción que levantarse, volver a montar la moto, poner la primera y seguir, siempre seguir. O al menos, esa es la filosofía de la primera motocrossista chilena. Hoy nos cuenta su historia.

¿Cómo nació tu pasión por la motocicleta?

Es una pregunta bastante compleja de responder porque no nació de una manera tan lógica. Cuando uno trae a un hijo al mundo del motociclismo se puede decir que esa pasión se hereda, pero en mi caso no había nadie en mi familia que fuese siquiera aficionado a las motos. Además, en el Chile de 1990 era rarísimo ver mujeres en moto, y ver alguna en el motocross ya era imposible, no existía.

Pero por circunstancias de la vida mi hermano se compró una moto. Nosotros vivíamos cerca de un cerro, y a él le gustaba ir a saltar con la moto como se hace en el motocross, entonces yo le decía que me llevara y desde allí se me metió en la cabeza que yo quería una moto para mí.

¿Qué edad tenías en ese momento?

Tenía apenas 13 años. Resulta además que el motocross de los 90 era muy flúor, con mucho color, muy vistoso, y eso a mí me llamaba la atención. Entonces me llevaron a una pequeña tienda de motocross en Santiago, de una persona que traía directamente de Estados Unidos los accesorios de la disciplina (porque en ese tiempo no había importación de esos artículos).

Esta persona me dice que me puede traer una moto, entonces entre todos (mi mamá se sumó a la tarea) nos dedicamos a convencer a mi papá de que yo debía tener una motocicleta. Y reitero, estamos hablando del Chile de los 90, donde las mujeres no andaban en moto, por lo tanto era muy difícil.

Finalmente, y tras un año de insistencia, mi papá me compró mi primera moto: una Honda XR 100.

Tu primera ilusión…

¡Sí! Al punto de que metí la moto en mi pieza y dormía con ella. Era alucinante. Y yo no sabía andar en moto, pero con ella aprendí.

Y luego de aprender, le dije a mis papás que no solo me bastaba con manejar la moto, sino que ahora también quería hacer motocross y competir. Ahí les dio el infarto porque, insisto, yo era una adolescente en los 90, en Chile, que quiere practicar una disciplina peligrosa y considerada hasta el momento como un mundo de hombres. Ni siquiera había categoría de mujeres en el motocross.

Y allí partió todo para Michelle Collyer…

Sí, finalmente me apoyaron y empecé a entrenar con una persona que conocían mis padres, y que había preparado a su propio hijo hasta ser campeón latinoamericano. Así fue como el 14 de julio de 1990 me paré por primera vez en una grilla, en el Campeonato Nacional de Motocross Infantil, contra puros pilotos varones obviamente.

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¿Y cómo fue la reacción de la gente?

¡A todo el mundo le iba a dar un infarto al verme en ese lugar! Sin embargo allí estaba yo, con mis13 años y mi moto, dispuesta a competir de verdad. Mientras transcurría la jornada pude percibir que la sorpresa de los presentes se iba transformando en respeto.

Posterior a mi debut seguí compitiendo y de a poco me empezó a ir bien. Luego comencé a pelear primeros lugares, no inmediatamente porque hay que decir que mi generación fue una de grandes pilotos.

¿Hubo dificultades en el camino?

Por supuesto. A mi mamá y a mi papá los criticaban. Yo misma en el colegio tuve grandes adeptos, pero también había personas que me molestaban al punto de hacerme llorar, y todo por ser una niña que le gustaba andar en moto y que quería practicar motocross. De verdad, era un Chile muy machista.

¿Y cómo fue la actitud de tus padres en esta parte del camino? ¿Te apañaron?

Mis padres fueron claves en este proceso. Ellos forjaron en mí un espíritu capaz de decirme a mí misma que yo puedo lograr lo que sea que me proponga, y que nadie podía venir a decirme lo contrario. Sobre todo fue un proceso muy importante para mi papá, que recibía la mayor parte de las críticas pero eso no hizo que dejara de apoyarme.

Además tengo que reconocer la confianza que depositaron en mí, porque si yo hoy involucro a mi hija en el motocross se trata de una disciplina que yo ya conozco, pero ellos no sabían nada de este mundo que es tan complejo y tiene tantos temas a nivel de logística, entrenamiento, técnica, mecánica de la moto y sobre todo el hecho de ser un deporte de alto riesgo.

¿Por qué Michelle Collyer elige el motocross y no otra disciplina como enduro o trail?

Me metí al motocross porque me gustaban las motos y me gustaba saltar. El enduro nunca me gustó mucho, la verdad, porque lo que me gustaba eran los saltos. Y recuerdo que siempre fui valiente para eso. Estuve en una escuela de motocross con puros varones y siempre era la que se atrevía a las maniobras más osadas.

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Y si tuviera que elegir de nuevo, volvería a escoger el motocross. Porque la adrenalina que se maneja en esta disciplina honestamente no creo que se pueda experimentar en ningún otro deporte.

Todo o nada

El motocross es todo o nada. Partiendo por la largada, donde tienes 40 pilotos al lado para llegar a una curva de seis metros, donde el primero que llega con el codo más alto a poner la moto es el que la hace y si no la haces puede que te pasen los 40 pilotos por encima, y pensar en ese momento que la carrera recién comienza, es una intensidad absoluta.

Además estás en una pista donde el escrutinio es permanente, el público te está viendo en todo momento. No puedes bajar el ritmo porque te empiezan a pasar. Y te viene una adrenalina brutal que estás viviendo huella a huella, minuto a minuto, curva a curva. Y la pista va cambiando, se va secando, los saltos se van rompiendo y se van haciendo hoyos.

También es un deporte muy exigente en cuanto al estado físico, las lesiones son brutales. Entonces uno se acostumbra a que todo es tan extremo que vas forjando un espíritu de todo o nada.

En el motocross no hay espacio para tibiezas.

-Michelle Collyer

¿Hay algún momento que recuerdes como el más importante de la carrera de Michelle Collyer?

Hay un momento muy fuerte, muy doloroso, que ocurrió más o menos 6 meses después de iniciar mi carrera. Mi entrenador, la persona que me ayudó a encontrar la determinación para ser motocrossista y a dar mis primeros pasos en este mundo, sufrió un accidente fatal. Lo atropelló un Jeep durante una carrera y falleció.

Fue especialmente duro porque recién comenzando en el motocross me quedé sin mi mentor. Me sentí huérfana en la disciplina, fue muy difícil levantarme y seguir, pero sabía que tenía que hacerlo.

Sin embargo, levantaste la moto y seguiste adelante…

Sí, porque eso es el motocross y eso me enseñó mi instructor. Así lo hubiese querido él. Y ya en un aspecto más positivo, tengo grandes recuerdos de los 90, que fue la época dorada del motocross. En la categoría de 85 cc salí tercer lugar en un Campeonato Nacional, luego salí tercer lugar en 125 cc Junior, siempre contra puros hombres, y hombres que hoy día dicen “nosotros éramos buenos, y Michelle Collyer era muy buena”.

La gente me expresó mucho cariño, siempre. Ser la única mujer que corría en moto en Chile me hizo recibir mucha atención de los medios, muchas entrevistas y mucho reconocimiento. También fui electa motociclista del año por el Círculo de Periodistas Deportivos.

Yo ahora mismo tengo 25 huesos quebrados. ¡Venticinco! Pero a pesar de ello, no hay un solo minuto de mi vida en que me sienta arrepentida de haber elegido el motocross como mi deporte. Y lo volvería a elegir siempre. Tanto así, que lo retomé después de haberlo dejado por 15 años y espero seguir practicándolo toda mi vida.

¿Consideras que tu ejemplo inspira a otras niñas y mujeres a incursionar en el motociclismo?

Absolutamente, aunque no es algo en lo que yo pensaba cuando estaba comenzando. Sin embargo es una consecuencia natural. Muchas niñas que ahora son corredoras me lo comentaban: “te ví correr y supe que se podía, que yo también podía”.

Sin embargo, pasaron muchos años antes de que fuese posible tener categorías para mujeres en el motocross. Yo comencé a correr en 1990, y recién en 2007 se conformó la primera categoría femenina.

Ahora tu vas a cualquier carrera, tanto nacional como regionales, y siempre vas a ver la categoría de mujeres. Y no solo eso, sino que además tenemos grandes exponentes chilenas de la disciplina, con un nivel altísimo en el motocross.

Si pudieras viajar en el tiempo, y encontrarte con la Michelle Collyer de 12 años ¿qué le dirías?

Uff… ¡Que heavy! Le diría que hay que atreverse, que el miedo hay que dejarlo de lado. ¡Hay que darle! Y además felicitaría a esa niña por la tenacidad y la perseverancia que va a tener.

Por cierto, esa pregunta me hace recordar una ocasión cuando, llegando a una carrera, uno de los competidores me dijo “¿qué estás haciendo aquí? Eres una niña, aquí lo que te va a pasar es que te vas a caer, te vas a poner a llorar y te vas a ir”.

Y efectivamente me caí, y me puse a llorar, pero no me fui. Levanté la moto y seguí.

En Blog Galgo agradecemos a Michelle Collyer por su tiempo y disposición a contarnos su historia. Le deseamos mucho éxito y buenas rutas.

Puedes seguirla en su Instagram @michellemx855

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