El periódico El Vinotinto vio la luz del día una mañana de noviembre de 2016, y desde ese momento se convirtió en la vitrina por excelencia de los venezolanos en Chile. Inicialmente fue un periódico impreso, que se distribuía gratuitamente en locales comerciales, cafés y panaderías de las comunas céntricas de Santiago. Hoy en Galgo conoceremos su historia y evolución.
Evolución de «El Vinotinto»
Aunque el medio ha cambiado tres veces de propietarios, hay un nombre que ha sido una constante durante toda su trayectoria: Víctor Higuera González.
Caraqueño y periodista de profesión, relata que a diferencia de la mayoría de sus compatriotas, él tuvo la fortuna de llegar a Chile a trabajar en algo que se vincula directamente con lo que estudió y ejerció en Venezuela.
¿Cómo fueron los primeros pasos de El Vinotinto?
Contrario a lo que mucha gente piensa, yo no inventé ni fundé El Vinotinto. Esto fue una idea de otras personas que en su momento me contrataron como Editor del periódico. Yo acababa de llegar a Chile cuando vi la vacante en 2016. Ellos me pidieron que redactara un artículo que saldría en la edición de diciembre, mi trabajo les gustó y me contrataron.
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¿Ha cambiado mucho El Vinotinto desde entonces?
El propósito se ha mantenido sin cambios. Si bien es cierto que ahora tenemos más trayectoria y ha crecido nuestro alcance, mantenemos el objetivo de acompañar al venezolano en Chile y ser su ventana comunicacional.
Lo que sí ha cambiado es nuestra audiencia. En 2016 recién comenzaba a verse la tendencia de migración desde Venezuela hacia Chile, ahora somos la colonia extranjera más numerosa en el país, lo cuál exige de nosotros más compromiso, dedicación y sobre todo responsabilidad.
¿Y qué significa ahora El Vinotinto para tí?
Hoy día yo digo que es mi bebé. Sin desmerecer lo realizado por sus creadores, yo adopté este proyecto como un hijo, en todos los años que esto tiene prácticamente me he encargado de todo y he podido ver con satisfacción cómo crece y se desarrolla.
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¿Hacías algo similar en Venezuela?
Sí, yo soy periodista de profesión. Me gradué en la Universidad Santa María, de Caracas, en Comunicación Social Mención Audiovisual. Primero estuve como asistente en productora y luego entré al noticiero del canal Televen, donde estuve seis años y fue mi escuela durante mi carrera. Ya en el 2016, unos meses antes de venirme a Chile, estuve en Estados Unidos, donde trabajé en un canal de televisión de Miami.
Y al llegar acá tuve que hacer la transición a medios impresos para poder sacar adelante el proyecto de El Vinotinto. Resulta que en Venezuela la carrera de periodismo se estudia por menciones, entonces tendemos a especializarnos mucho en un área y aquí en Chile me tocó aprender de impresos, cuando toda la vida había trabajado en audiovisuales.
Igual es una gran ventaja llegar directamente a ejercer tu carrera…
Sí. Tuve esa fortuna. No me tocó como a tantos compatriotas que les tocó atravesar el proceso de tener que trabajar de lo que sea para sobrevivir los primeros meses, o incluso los primeros años. Yo por suerte estuve desde el principio con El Vinotinto.
¿Cuáles consideras que fueron las grandes etapas de la evolución de “El Vinotinto”?
Yo creo que las etapas de nuestro medio están íntimamente ligadas a las etapas de la migración venezolana a Chile. Entre 2016 y 2018 éramos un periódico pequeño, orientado a una comunidad que apenas comenzaba a perfilarse en Chile y todo era muy novedoso.
Los años 2018 y 2019 fueron lo que yo considero la mejor etapa del impreso. Allí se dio el auge del periódico, empezamos a circular con 5.000 ejemplares en todas las comunas céntricas de Santiago y a tener presencia en casi todos los eventos orientados a la comunidad venezolana.
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Pero llegó la Pandemia…
Exacto, en 2020 llegó la pandemia y tuvimos que suspender la impresión, pero a partir de allí nos enfocamos en potenciar al máximo la página web y las redes sociales, porque la gente comenzó a consumir más contenido digital.
Ahora bien, a nivel administrativo y de propiedad también hemos tenido cambios importantes y etapas difíciles. El Vinotinto ha tenido varios dueños, y desde 2020 el dueño soy yo.
Quiere decir que en 2020 te dieron los papeles de adopción del bebé…
¡Exactamente! (Risas)
¿Alguna red social en particular?
Instagram, que es donde la comunidad venezolana es más activa. Y también por temas de formato, porque te permite tener una buena imagen o video acompañado de un texto breve pero suficiente, allí estamos como @elvinotintocl
Mientras que la página web cumple la misma función que el periódico, donde puedo colocar contenido atemporal y de lectura reposada, Instagram nos permite comunicar noticias y tener interacción.
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¿Cuál ha sido el mayor logro?
Hay dos: el primero es mantener la credibilidad. Esto lo logramos ejerciendo con la mayor responsabilidad y ética posible, como lo aprendí desde Venezuela y como lo he hecho toda mi vida. El segundo, y quizás sea el más importante, es que El Vinotinto ha cumplido su objetivo de promover la buena migración, la migración responsable.
Siento que a través de El Vinotinto hemos podido educar a la audiencia, enseñarles buenas prácticas y contribuir con la integración de la comunidad venezolana a la sociedad chilena.
¿Y el mayor desafío?
El estallido social. Fue un punto álgido al que nos tuvimos que enfrentar como medio de comunicación, porque tuvimos la disyuntiva entre tomar posición y participar activamente en el debate, o limitarnos a ser espectadores y relatores del proceso social que estaba ocurriendo en ese momento. Nos decantamos por lo segundo: informar y mantenernos alejados de la tentación de generar una matriz de opinión.
Yo en ese momento era el director del periódico y opté por manejar el tema con moderación, con respeto pero también recogiendo un poco el sentir de la comunidad venezolana. De hecho, la portada del mes de noviembre de 2019 planteaba esta pregunta: “Venezolanos en Chile ¿opinar o abstenerse?
Pero hubo referentes e influencers de la comunidad que sí opinaron…
Sí, pero yo siento que nosotros no teníamos que hacerlo. Creo que la opinión de un extranjero en un proceso tan complejo como el que se vivió en 2019 no era lo más apropiado. Además los venezolanos, creo yo, somos muy impulsivos a la hora de debatir, por eso preferimos evitarlo.
Sentimos que más bien teníamos que escuchar, y por eso decidimos invitar a analistas chilenos que realizaron aportes y comparaciones muy importantes para que nosotros los venezolanos entendiéramos lo que estaba pasando desde la perspectiva de Chile.
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¿Cómo percibes la evolución de la comunidad venezolana en Chile?
A mi me encanta cómo hemos evolucionado, y me gratifica mucho que como medio seamos testigos y relatores de esa evolución. Si bien es cierto que en los últimos años hemos tenido situaciones desagradables producto de la migración irregular, creo que son muchísimos más los casos de éxito, las historias ejemplares de venezolanos que se han destacado en sus profesiones, emprendimientos y labores.
Y ahora que somos la comunidad extranjera más grande del país, estoy muy orgulloso de lo que muchísimos venezolanos han logrado en lo individual y a su vez de lo que somos en conjunto. Son miles de historias de compatriotas que lograron realizar sus sueños y aprovechar al máximo las oportunidades que Chile nos brinda todos los días.
Agradecimiento
Nos despedimos agradeciendo a Victor por su tiempo y buena disposición, esperando que “El Vinotinto” siga creciendo como un medio referente de la comunidad venezolana en Chile.
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